El cambio climático es una realidad que amenaza la supervivencia de la vida en la Tierra. Uno de sus efectos más alarmantes es el aumento de la temperatura global, que provoca sequías, incendios, inundaciones y huracanes. ¿Es cierto que el calor extremo podría acabar con la humanidad?
Un estudio científico publicado en la revista Nature Geoscience simuló cómo sería el clima de la Tierra dentro de 250 millones de años, teniendo en cuenta factores como la radiación solar, las erupciones volcánicas y el cambio climático provocado por el hombre.
El resultado es un escenario apocalíptico, en el que la temperatura media del planeta superaría los 50 grados centígrados y la humedad sería tan alta que impediría la evaporación del sudor.
En estas condiciones, los humanos y otros mamíferos no podrían regular su temperatura corporal ni eliminar el calor extremo, lo que provocaría su muerte por deshidratación o fallo orgánico (alteración de la función de más de dos órganos).
Además, la falta de agua y de alimentos haría inviable cualquier forma de agricultura o ganadería, lo que agravaría la situación de hambruna y miseria.
El estudio también predice que todos los continentes se fusionarían en un solo llamado Pangea Última, que estaría situado principalmente en los trópicos, donde el calor sería extremo.
Asimismo, las erupciones volcánicas serían más frecuentes y liberarían grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, lo que contribuiría al efecto invernadero y al calentamiento global.
Los autores del estudio advierten que este escenario es una proyección a muy largo plazo, que no tiene en cuenta posibles cambios en la evolución biológica o tecnológica de los humanos y otros seres vivos.
Sin embargo, también señalan que este escenario podría adelantarse si no se toman medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y para adaptarse a los impactos del cambio climático.
Por eso, es necesario tomar conciencia de la gravedad del problema y adoptar hábitos de vida más sostenibles, fomentando el uso de energías renovables, protegiendo los ecosistemas naturales y cooperando a nivel global para frenar el calentamiento del planeta. Solo así podremos evitar que el calor extremo acabe con los humanos en un futuro.