El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) comprometido con el logro progresivo del derecho humano a la alimentación, ejercido con soberanía alimentaria, conmemoró el Día mundial de la alimentación 2023 cuyo lema es El agua es vida, el agua nos alimenta, el cual invita a los gobiernos, el sector privado, los agricultores, el mundo académico, la sociedad civil, niños y niñas, adolescentes, jóvenes, familias y comunidades, a trabajar juntos para abordar los desafíos mundiales vinculados con el agua.  Durante el encuentro virtual los invitados resaltaron la importancia de avanzar hacia la transformación de sistemas alimentarios más justos, equitativos y resilientes, así como la necesidad de recuperar la memoria alimentaria y la gastronomía tradicional, consumir más alimentos naturales, frescos y variados propios de nuestro territorio, como lo indica el plato saludable de la familia colombiana. 

Ruben Ernesto Orjuela Agudelo, director de Nutrición del ICBF, resaltó las acciones que adelanta el instituto para el logro de la soberanía alimentaria, entre ellas la promoción de prácticas alimentarias saludables, sostenibles y culturalmente apropiadas, como la lactancia materna y el inicio adecuado de la alimentación complementaria como primer acto de soberanía alimentaria.  

De acuerdo con Néstor Mendieta, fundador y representante de la corporación OBUSINGA, durante su ponencia sobre el desarrollo con perspectiva alimentaria, abordó los fundamentos de la autonomía y la soberanía alimentaria y aseguro que “cualquier acto de soberanía empieza por los territorios y por la manera como allí, en las prácticas cotidianas de las comunidades se define el rumbo de los sistemas alimentarios”.

A su turno, Antonio Arbeláez neocampesino dedicado a la búsqueda y cuidado de semillas nativas y criollas, especialmente de yuca, indicó que “es necesario proteger y recuperar las semillas, apoyar los circuitos cortos de comercialización a precios justos para productores y consumidores, así como recuperar la gastronomía tradicional mediante el consumo de alimentos reales, evitando el consumo de productos ultraprocesados”.

Finalmente, se concluye la importancia de la promoción y el ejercicio de la soberanía alimentaria y el derecho humano a la alimentación para la dignificación de las familias y comunidades, la preservación de los sistemas agroalimentarios sostenibles y la recuperación de los saberes tradicionales.

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