En EE. UU, una “implosión catastrófica”, como la que se cree que destruyó el submarino Titán, se produjo debido a la aplastante presión del agua en el fondo del océano.

Los restos del Titanic descansan en el lecho marino del Atlántico norte, a unos 3.800 metros de profundidad. A nivel del mar, la presión atmosférica es de aproximadamente de un bar, nivel conocido como una atmósfera.

A la profundidad a la que se encuentra el transatlántico, la presión del agua multiplica por 400 los valores de la superficie marina. A modo de comparación, la mordedura de un gran tiburón blanco ejerce una fuerza de casi 275 bares, según Scientific American.

En una implosión causada por un defecto en el casco o por cualquier otro motivo, el sumergible se derrumbaría sobre sí mismo en milisegundos, aplastado por la inmensa presión del agua.

La muerte sería prácticamente instantánea para los ocupantes.

Fotografía: MSN

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