Caitlin Edwards, una joven estudiante de 22 años, vivió un día de playa que casi le cuesta la vida. En agosto de 2022, ella y su madre, Jayne Etherington, visitaron el sendero costero de Amroth, en el Reino Unido.

Tras disfrutar del mar y otras actividades, Caitlin comenzó a sentir calambres estomacales y diarrea. A los cinco días, fue ingresada en un hospital de Londres con un diagnóstico de infección por E. coli.

Esta bacteria puede causar un síndrome urémico hemolítico (SUH), una afección que inflama los vasos sanguíneos de los riñones y puede ser mortal.

“Cuando me llamaron, ella estaba en reanimación”, relató Jayne. “Había pasado de ser una joven feliz y saludable a parecer que iba a morir”.

Una investigación realizada por el organismo público Public Health Wales concluyó que la causa probable de la infección de Caitlin fue el contacto con aguas residuales no tratadas.

Las autoridades descubrieron que el tramo de mar en el que se bañó Caitlin y otras tres playas de la zona habían sido contaminadas por un privado.

A pesar de esto, no se han reportado otros casos de infección en la zona.

Caitlin tuvo que someterse a un tratamiento de meses que incluyó múltiples transfusiones de sangre y procesos de diálisis.

Tras superar la enfermedad, Caitlin pudo terminar sus estudios y comenzar a trabajar con menores.

Jayne Etherington, que está decidida a que esto no le suceda a nadie más, ha pedido a las personas que reporten cualquier evento adverso ocasionado por el agua del mar después de agosto de 2022.

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