Proba-3 trabajará en conjunto con dos plataformas para simular eclipses solares perfectos, bloqueando con precisión la luz del Sol. Le contamos los detalles de esta misión.
La misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA) despegó con éxito el pasado jueves 5 de Diciembre, desde el Centro Espacial Satish Dhawan, en la India. A bordo del cohete PSLV-C59, la misión busca explorar como nunca antes la enigmática corona solar, marcando un hito en la investigación espacial.
El lanzamiento se realizó a las 4:04 p.m., desde la base espacial de Sriharikota. Los dos satélites que componen Proba-3, el Coronagraph Spacecraft y el Occulter Spacecraft, ya se encuentran en órbita y comenzarán sus operaciones para generar eclipses solares artificiales que permitan observar la corona solar sin interferencias del brillo del Sol.
Proba-3 es la primera misión en el mundo en utilizar una tecnología de vuelo en formación precisa para realizar observaciones prolongadas de la corona solar. Este fenómeno, de temperaturas superiores al millón de grados, es clave para comprender las eyecciones de masa coronal y tormentas solares que afectan los sistemas tecnológicos en la Tierra.
El sistema está compuesto por dos satélites: uno que actúa como telescopio y otro como obturador lumínico. Ambos operarán desde una órbita altamente elíptica, que varía entre los 600 km y 60,530 km de altitud, permitiendo la creación de eclipses solares artificiales de hasta seis horas. Se espera realizar alrededor de 100 simulaciones durante los dos años que durará la misión.
Esta hazaña se logra manteniendo una distancia exacta de 150 metros entre ambos satélites, comparable al grosor de una uña, pero con la distancia de un campo y medio de fútbol. Esta tecnología podría allanar el camino para nuevas configuraciones espaciales, como telescopios virtuales de gran alcance formados por pequeños satélites.
“Proba-3 nos permitirá estudiar la actividad solar con una precisión sin precedentes. Es una ventana única hacia la comprensión del impacto del Sol en nuestro entorno espacial”, explicó Josef Aschbacher, director general de la ESA.
El lanzamiento fue desde la India
El cohete PSLV-XL de la India fue seleccionado debido a su capacidad técnica para colocar los satélites en la órbita requerida. Además, el costo del lanzamiento fue significativamente más bajo que otras opciones disponibles, como el lanzador Ariane 6. El presupuesto total de la misión asciende a 200 millones de euros, de los cuales 30 millones corresponden al lanzamiento. España, principal contribuyente, financia el 38 % del proyecto, seguido de Bélgica (34 %) y otros países europeos como Polonia y el Reino Unido.
“La colaboración con la ISRO demuestra cómo la cooperación internacional puede superar limitaciones técnicas y presupuestarias para avanzar en el conocimiento científico”, destacó un representante de la ESA.
Era el segundo intento de lanzamiento
Tras un aplazamiento de último momento debido a un fallo técnico, la misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA) finalmente despegó con éxito desde el Centro Espacial Satish Dhawan, en la India, marcando un hito en la investigación de la corona solar.
Con un lanzamiento previsto inicialmente para el miércoles 4 de diciembre, la misión fue reprogramada tras detectarse una anomalía en el sistema de propulsión redundante de uno de los dos satélites involucrados, el Coronagraph Spacecraft. La Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO) comunicó el aplazamiento apenas horas antes del lanzamiento.
“Durante las pruebas finales, se identificó una discrepancia técnica que requería ajustes inmediatos para garantizar la seguridad y efectividad de la misión”, explicó Josef Aschbacher, director general de la ESA, a través de X. Sin embargo, el segundo intento, realizado el jueves 5 de diciembre, resultó exitoso. El cohete PSLV-C59 despegó desde la base espacial en Sriharikota, llevando a bordo los dos satélites que componen Proba-3.
Empezará a funcionar en 2025
Proba-3 abordará lagunas clave en la investigación solar al observar la región comprendida entre los 3 y 1,1 radios solares, un área crucial para entender fenómenos como las eyecciones de masa coronal y la aceleración del viento solar. “Gracias a estos eclipses artificiales, podremos capturar datos que antes eran imposibles de obtener”, señaló Andrei Zhukov, investigador principal del coronógrafo ASPIICS del Real Observatorio de Bélgica.
Si la fase inicial de puesta en marcha transcurre sin inconvenientes, los satélites comenzarán sus operaciones científicas a principios de 2025, abriendo nuevas perspectivas tanto para la exploración solar como para el desarrollo de tecnologías espaciales avanzadas.