Con patas blancas y rayadas similares a las de una cebra, el asno salvaje de Somalia se encuentra en peligro crítico de extinción. El nacimiento en Chile de Julieta, la cuarta cría que lo hace en el país, abre esperanzas de aumentar la especie.
Endémicos de África oriental, esta rara especie de burros ha logrado reproducirse en cautiverio en un zoológico privado de Santiago, el único lugar donde ha conseguido hacerlo en Sudamérica. El último ejemplar, Julieta, nació el pasado 19 de junio.
Todo un logro, si se considera que en el mundo quedan menos de 200 de estos asnos en la naturaleza y una cifra similar en cautiverio; siete de ellos en Sudamérica, todos en el Buin Zoo de Santiago, según la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
La caza y la cruza con el burro doméstico común han mermado, entre otros factores, a las poblaciones de este animal hasta ubicarlo en un nivel crítico de extinción, la última categoría que establece la IUCN antes de la desaparición.
Su difícil reproducción en cautiverio, en la que cada hembra solo puede tener crías cada dos años, aproximadamente, dificulta la reproducción de esta especie de asnos, que pueden llegan a vivir cerca de 30 años y pesar unos 250 kilos.
“Ha ido desapareciendo por el mestizaje, la población ha ido llegando a los lugares donde ellos vivían en forma salvaje con burros domésticos, que han ido mestizando una especie que tampoco era tan numerosa”, explica Ignacio Idalsoaga, director y fundador del zoológico
“Dentro de la medicina no tradicional, sus huesos son ocupados para sopa que mejoran los reumatismos, la tuberculosis, pese a que no está científicamente comprobado”, añadió.
En 2017 llegaron las primeras dos hembras al Buin Zoo, tras ser elegido por la Asociación Latinoamericana de Zoológicos y Acuarios para participar en un esfuerzo internacional para conservar la especie.
En 2019 llegó un macho, el que ahora tiene 19 años. Hace dos años nació la primera cría y en 2022 lo hicieron otras dos más.
El zoológico espera ahora enviar ejemplares a otros países y recibir también nuevos asnos para ampliar la variedad genética de la subespecie, Equus asinus somalicus.
“En Estados Unidos hay cerca de 100 ejemplares, en Europa algo más de 100. En Sudamérica somos los únicos que tenemos, lo que empieza a hacer complejo tener sangre nueva para revitalizar la especie”, asegura Idalsoaga.
Fotografía: Revista Semana.